Los americanos bajo el objetivo de Robert Frank.

Como sabéis en GRITO nos encanta la fotografía y nos hemos unido a esa genial actividad que se llama PhotoBook Club. No queríamos dejar de hablar de un libro clave en la historia del libro de fotografía, “The Americans” de Robert Frank.  Este libro, marca un antes y un después en la forma de retratar la sociedad y sin duda puede hablarse de este fotógráfo como uno de los iniciadores del neodocumentalismo.

Robert Frank nace en Suiza en 1924,  donde comienza a hacer fotos y a experimentar con la fotografía. Muy joven, con 23 años se traslada  a Nueva York donde trabajará como fotógrafo de moda en Harper’s Bazaar. Un año después, en 1948, viaja a Perú, Bolivia, Francia y España tomando fotos con su leica .

En 1950 vuelve a Nueva York donde se casa. Ayudado,  en gran medida por el también fotógrafo Walker Evans, en 1955 consigue una beca de la fundación John Simon Guggenheim Memorial  para fotografiar América en toda su extensión  y retratar el estilo de vida de los americanos.  Frank viajó durante dos años con su familia y tomó 28.000 fotografías. Sin embargo a la Fundación  no le agradó su trabajo.  Las fotos no mostraban de manera positiva la sociedad americana, y sin duda eso no era lo que esperaban, las fotografías  eran una crítica a la sociedad americana y decidieron no publicarlas.

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 Poco después de su vuelta a Nueva York en 1957, Frank conoció casualmente a Jack Kerouac al que le mostró las fotografías de sus viajes. Al escritor  inmediatamente le atrajo la obra, escribió el prólogo y contribuyó en gran medida a la introducción en  Estados Unidos de “Los Americanos”  en 1959. Antes se pudo publicar en París, en 1958.

Aunque en un principio la obra tuvo más críticas negativas que positivas, y las 83 fotografías se tacharon de no tener  rigor, poco a poco fue adquiriendo fama y se comenzaron a valorar las fotos, hasta que en 1961 y 1962 Robert Frank fue homenajeado con dos exposiciones en el Art Institute de Chicago y en el MOMA.

Podríamos decir que Robert Frank fue uno de los iniciadores del neodocumentalismo, a través de estas fotografías ofreció una imagen completa y critica de la sociedad americana en los años 50. Los estadounidenses se sintieron desconcertados, incluso insultados ante el trabajo de Robert Frank.

La visión que tenia Frank de la sociedad americana y su cultura influyó de manera decisiva en la técnica fotográfica, en el enfoque o la luz que se separaban de las técnicas que hasta entonces se estaban utilizando.

“No hice  The Americans  con la intención de fijar una posición moral, esas fotos hablan por sí solas de la ansiedad  miseria de la gente de la periferia social, del blanco y el negro, de una desesperación a veces evidente y otras no”. Robert Frank.

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Noviembre/Diciembre

Recordad que hasta el 10 de Diciembre puedes visitar las tiendas que forman parte de Arte Cotidiano en Gijón.

Y tras su paso por otras ciudades como Madrid, Murcia, Barcelona, Oporto o Coimbra, entre otras, llega a Gijón un encuentro mensual sobre libros de fotografía. PhotoBook Club es un encuentro informal celebrado mensualmente que propone compartir y debatir en torno a libros de fotografía y sus autores. La idea, que se celebra en distintos puntos de varias ciudades, llega por primera vez a Gijón con intención de quedarse.

Se valora especialmente la necesidad de un encuentro informal sobre esta cuestión, alejado de convencionalismos y jerarquías, y con la base de colaborar y conocer otras propuestas que cada uno puede aportar. La idea es simple: todos los participantes acuden a cada encuentro con un libro de fotografía que les guste especialmente y lo comparten con los demás asistentes; cada sesión busca un tú a tú para dialogar, analizar y disfrutar entre todos.

Hoy a las 19.30h se celebrará el primero de estos encuentros en la tercera planta del Centro de Cultura Antiguo Instituto, y los sucesivos pueden consultarse en la página de Facebook de PhotoBook Club Gijón.

«Arte Cotidiano» ya está en Gijón.

Bajo el nombre de ‘Arte cotidiano’, se inauguró el pasado sábado el proyecto ideado por la Asociación Cultural Lemon y Coco que se desarrollará de manera simultánea en las ciudades de Gijón, Cáceres y Granada y que pretende potenciar los comercios de barrio con exposiciones de artistas emergentes comisariadas por jóvenes profesionales del arte contemporáneo.
La asociación cultural ‘Grito’, con Semíramis González como comisaria, será la encargada de desarrollar el proyecto ‘Arte cotidiano’ en Gijón para el que contarán con la colaboración de la Unión de Comerciantes y ocho establecimientos del centro de la ciudad (Alouette, Daniela Sierra, Marisa del Castillo, Tamar, It, Scalpers, Trench y Toscana) que acogerán obras de los artistas Begmont, Breza Cecchini, Elisa Torreira, Rocío Pinín y Rodrigo Martín.
La exposición está comisariada por Semíramis González, historiadora del arte quien en la actualidad cursa el máster en Historia del arte Contemporáneo y Cultura Visual del Museo Reina Sofía.
Todas las exposiciones se inauguraron el sábado a las ocho de la tarde y podrán visitarse en horario de apertura de cada uno de los comercios participantes hasta el 10 de diciembre.
Esta iniciativa pretende atraer clientes a las tiendas, pero también nuevas miradas sobre el arte de estos creadores asturianos.
«Arte Cotidiano» en El Comercio.
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«Arte Cotidiano» en Gijón, Cáceres y Granada.

Este sábado 10 de noviembre se inaugura “Arte cotidiano”, un proyecto ideado por la Asociación Cultural Lemon y Coco que se desarrollará de manera simultánea en las ciudades de Cáceres, Gijón y Granada y que pretende potenciar los comercios de barrio con exposiciones de artistas emergentes comisariadas por jóvenes profesionales del arte contemporáneo. GRITO somos los encargados de desarrollar el proyectyo en Gijón; con la colaboración de la Unión de Comerciantes y ocho establecimientos del centro de Gijón (Alouette, Daniela Sierra, Marisa del Castillo, Tamar, It, Scalpers, Trench y Toscana), a partir del sábado podrán verse las obras de cinco artistas asturianos en cada establecimiento: Begmont, Breza Cecchini, Elisa Torreira, Rocío Pinín y Rodrigo Martín.

La exposición está comisariada por Semíramis González, historiadora del arte que en la actualidad está cursando el Máster en Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual en el Museo Reina Sofía.

Además de Gijón, el proyecto se muestra también en Cáceres y Granada.
En Cáceres, la asociación cultural Lemon y Coco, impulsora del evento, cuenta con la colaboración de la floristería Naturadecor para la primera exposición individual de la fotógrafa cacereña Beatriz Ballesteros.
Por su parte, en Granada “Arte cotidiano” se desarrollará en la peluquería Esperanza Muñoz, gracias al comisariado de Laura Cano, con una exposición individual de Juan Jesús Dueñas.

Todas las exposiciones se inaugurarán el sábado 10 de noviembre a las 20,00 h. y podrán visitarse en el horario de apertura de cada uno de los comercios participantes hasta el próximo día 10 de diciembre.

Más información en el blog http://proyectoartecotidiano.wordpress.com y en www.lemonycoco.es

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ELEGÍA A MARIA BLANCHARD

“Cambiaría toda mi obra… por un poco de belleza», María Blanchard (1881-1932)

El pasado verano podía visitarse en el Fundación Botín una muestra sobre Maria Blanchard  que sin duda se hacía necesaria y reivindicaba la obra de una figura clave de las vanguardias, la santanderina María Gutiérrez Blanchard. Si esa exposición se centraba en la etapa cubista de la genial artista, la inaugurada en el Museo Reina Sofía presenta una antológica de toda su obra que podrá visitarse hasta el 25 de febrero.

Su vida estuvo marcada por el sufrimiento y el sentimiento, y también su obra lo refleja. Sus defectos físicos sin duda la condicionaron. Durante el embarazo, su madre había sufrido una caída que repercutió en el feto naciendo con una fuerte desviación de la columna. El problema no era sólo de salud: la hacía renegar de su aspecto, influía en su ánimo y se reflejó en su arte.

Una de las mejores conocedoras de la obra y vida de María Blanchard, y comisaria de la muestra, Maria José Salazar afirma «En España no valoramos a María Blanchard como merece». Esta retrospectiva reivindica la trayectoria artística y personal de esta pintora a través de 74 obras. Narrada cronológicamente, se plante en torno a tres etapas artísticas, Formación (1908-1914), Periodo Cubista (1913-1919), con 35 pinturas de su etapa parisina, y Figuración, que recoge en 26 piezas su última fase artística y su vuelta a la pintura figurativa. Otra sala completa la propuesta con dibujos de las distintas épocas.
Entre 1908 y 1913 es la época de las obras tempranas,  influencias, cuadros que muestran  la admiración por pintores españoles como Emilio Sala o  Hermenegildo Anglada Camarasa. La artista prueba con la figuración, el expresionismo y el simbolismo.

En el periodo de formación en París, la ciudad en la que terminó por establecer su residencia, se hizo amiga de Diego Rivera y Juan Gris con los que compartió estudio y vivienda.

A  partir de 1913 y hasta 1919 entra activamente en el círculo cubista de la mano de Rivera. Llegará a ser una figura reconocida, participando en  las discusiones cubistas y amiga íntima de Lipchitz y Juan Gris. Blanchard lograría un perfecto dominio de la expresión cubista sintética, creando obras que derrochan poética y sobre todo a través de un etilo muy personal y colorista. Los años finales de la experiencia cubista serán también los del reconocimiento público, con la participación en exposiciones junto a los otros grandes nombres del cubismo.

Una última Etapa de Retorno al Orden hasta su fallecimiento en 1932 muestra una vez más el reflejo de su vida en la obra, una mujer con grandes dolencias, tanto físicas como espirituales marcada por la soledad cuyo refugio es la pintura.

Maria Blanchard, La cocinera, 1923, Colección privada.

Querida María Blanchard: dos puntos…dos puntos, un mundo, la almohada oscurísima donde descasa tu cabeza… La lucha del ángel y el demonio estaba expresada de manera matemática en tu cuerpo.

(..) Yo quiero ser galante contigo en el doble sentido del hombre y del poeta, y quisiera decir en esta pequeña elegía, algo muy antiguo, algo, como la palabra serenata, aunque naturalmente sin ironía, ni esa frase que usan los falsos nuevos “estar de vuelta” . No. Con toda sinceridad. Te he llamado jorobada constantemente y no he dicho nada de tus hermosos ojos, que se llenaban de lágrimas, con el mismo ritmo que sube el mercurio por el termómetro, ni he hablado de tus manos magistrales. Pero hablo de tu cabellera y la elogio, y digo aquí que tenías la mata de pelo tan generosa y tan bella que quería cubrir tu cuerpo (…) Porque eras jorobada ¿y qué? Los hombres entienden poco las cosas y yo te digo, María Blanchard, como amigo de tu sombra, que tú tenías la mata de pelo más hermosa que ha habido en España”.

Transcripción de la conferencia pronunciada por Federico García Lorca en el Ateneo de Madrid, poco después de la muerte de Maria Blanchard.

GAUGUIN: EL VIAJE COMO PUNTO DE PARTIDA.

«Voy a ir a Tahití y espero acabar mis días allí. Juzgo que mi arte (…) no es más que un embrión y espero poder cultivarlo (…)  en estado primitivo y salvaje» Paul Gauguin. (Extracto de la carta enviada a Odilon Redon meses antes de partir por primera vez a los Mares del Sur)

Desde el pasado 9 octubre, y coincidiendo con su veinte aniversario , el Museo Thyssen expone «Gauguin y el viaje a lo exótico». El hilo conductor de la  muestra, que podrá visitarse hasta el 13 de enero, no es otro que la huida del artista a Tahití.

Esta exposición puede entenderse  como una consecución de «Gauguin y los orígenes del simbolismo»  inaugurada siete años atrás en este mismo museo y comisariada por Guillermo Solana  Ciertamente, Gauguin y el viaje a lo exótico supone una continuación de la anterior, una nueva indagación en la producción artística de Gauguin, esta vez, a partir de su viaje a Tahití.

En palabras de la comisaria de la muestra Paloma Alarcó, desde que se comenzó a trazar este proyecto había una clara meta: «demostrar que Gauguin fue el primero en abordar lo exótico como una verdadera meta de vanguardia.» Por lo tanto, en esta exposición queda de manifiesto que el el viaje de Gauguin no sólo supuso una distancia física y geográfica sino que  también consiguió  una ruptura con el arte moderno,  en pos de nuevas creaciones que sin duda abrirán  camino a los artistas de fines del siglo XIX y principios del XX. Las experimentaciones del color, de los planos, el tratamiento del paisaje y también el del retrato serán un leitmotiv para fauvistas o expresionistas.

La evasión tanto física como mental hacia lo exótico, era sin duda un tema común en los círculos literarios y artísticos parisinos que el propio Gauguin frecuentaba y estimulaban a todos aquellos que querían una transformación, tanto artística como política y social. Junto con Gauguin,  Baudelaire, Rimbaud o Delacroix buscaban a través de sus creaciones una ruptura con todo academicismo . En esa sociedad en la que el «artista moderno» caminaba a contracorriente, el único medio de desarrollar aquello que querían hacer era la huida.

Así, el itinerario expositivo comienza con la producción artística de Gauguin en los Mares del Sur para continuar explorando en las obras de artistas como Kandinsky, Matisse o Emil Nolde donde queda manifiesto la gran importancia de este artista en los movimientos artísticos de comienzos del siglo XX. La jungla, los paisajes de ensueño, también acaparan buena parte de la muestra, así como la relación del hombre con naturaleza que en artistas como Henri Rousseau será un medio para buscar un aspecto más inocente y naif.

En definitiva, a través de toda la exposición el espectador comprende que, ese viaje como «vía de escape» de la civilización, sirve como impulso renovador de la vanguardia.

Paul Gauguin, Parau api ¿qué hay de nuevo? 1892, óleo sobre lienzo, 67×92 cm. Galerie Neue Meister, Staatliche Kunstsammlungen Dresden, Dresde. Alemania.

DORE ASHTON Y LA ESCUELA DE NUEVA YORK.

Mi filósofo favorito es Gaston Bachelard. En particular, me gusta su infinito desdén por quienes, como el psicoanalista, “tratan de explicar la flor por el abono”. El ambiente de un artista no “explica” su obra. (…) Así comienza Dore Ashton su libro «La Escuela de Nueva York» . Un libro que como la misma autora explica «no trata del arte ni de los artistas individuales, sino de los artistas en la sociedad americana.» Dore Ashton, una de las figuras claves de la crítica del arte contemporáneo, hace ya más de veinte años reunió en este libro sus reflexiones en torno al concepto de «Escuela» y sobre la importancia o no, que el lugar y el momento tienen sobre el artista.

Aquí os dejamos un fragmento del mismo, para que, si no os habéis animado, echéis un vistazo a esta obra, que sin duda da un visión muy completa del ambiente artístico de Nueva York en los años 40.

«El hecho de que en un momento determinado, bastantes pintores parecieron converger en una vaga comunidad  con suficiente energía agresiva como para llamar la atención a la prensa americana y extranjera y constituir una entidad indetificable, con todo, un estudio depurado del periodo de aproximadamente un decenio de duración a partir de principios de los 40, no muestra ninguno de los atributos usuales de una escuela de pintura.»

«Mucho después de que la imagen de una Escuela de Nueva York se hubiera desmoronado por las circunstancias posteriores, Harold Rosenberg, uno de los principales criticos del momento dorado, sostenía que el grupo en el que el mismo había identificado bajo la denominación general de  pintura de acción no podía ser considerado  bajo ningún concepto como una Escuela. En The New York del 6 de diciembre de 1969, escribió que el estilo del arte moderno no está determinado por el lugar sino por una ideología, y un análisis del  “gran arte defectuoso de Gorky, de Kooning, Pollock, Rothko, Gottlieb, David Smith, Still, Newman, Hoffmann, Kline, Guston y una docena más”. Indicaba que se trataba de individuos perplejos, inseguros, que se esforzaban en buscar una dirección y una intuición sobre sí mismo. A diferencia de los artistas de la Escuela de Paris, que estaban ligados por el aroma de su antigua ciudad, sin consideracion hacia sus divergencias intelectuales, los artistas neoyorquinos carecían de “la influencia efímera que une la respuesta, más allá del antagonismo de la mente”.

A parte del sentido de lugar, y el sentido indefinible de movimiento, lo que parecía reunir a los artistas en los años 40, era una necesidad común de denunciar toda retórica y eludir las redes lanzadas por ambiciosos catalogadores o historiadores.

Dore Ashton, «La Escuela de Nueva York», Ed. Cátedra, 1988.

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 Jackson Pollock, Number 1, 1950, National Gallery of Art.

LA GALERÍA DEL ARTE PERDIDO.

«Gallery of Lost Art» es el interesante proyecto que  TATE en compañía de Channel 4 y AHRC (The Arts and Humanities Research Council) está  llevando a cabo desde el pasado  2 de julio. El objetivo principal es mostrar obras significativas de los últimos 100 años que por diversos motivos se han perdido. En esta exhibición online podemos encontrar obras que fueron destruidas, robadas, o simplemente creadas con el fin de durar un tiempo determinado.

Mediante la web los visitantes entran en un archivo donde a través de recortes de periódicos, cartas,  fotografías, vídeos pueden «reconstruir» obras de más de cuarenta artistas clave del siglo XX como Marcel Duchamp, Frida Kahlo, Kazimir Malevich o Joan Miró.

Jennifer Mundy, comisaria de «The Gallery of Lost Art» afirma: «La Historia del Arte tiende  a ser la historia de lo que ha sobrevivido. Sin embargo la pérdida ha dado forma a nuestro sentido de la Historia del Arte de un modo que a menudo no somos conscientes de él»

Alexander Calder, Bent Propeller , 1970 (Escultura destruida durante los ataques a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001)

http://galleryoflostart.com/Imagen

LOS CÍNICOS NO SIRVEN PARA ESTE OFICIO

«Hoy, para entender hacia dónde vamos, no hace falta fijarse en la política, sino en el arte. Siempre ha sido el arte el que, con gran anticipación y claridad, ha indicado qué rumbo estaba tomando el mundo y las grandes transformaciones que se preparaban. Es más útil entrar en un museo que hablar con cien políticos profesionales. Hoy en día, como el arte nos revela la historia de está posmodernizando . Si le aplicáramos a a ella las categorías interpretativas que hemos elaborado para el arte, quizá lograríamos desentrañarla mejor y tendríamos instrumentos de análisis menos obsoletos que los que generalmente nos empeñamos en utilizar»

Ryszard Kapuscinski, Los cínicos no sirven para este oficio (sobre el buen periodismo), Anagrama, Barcelona, 2002